La filosofía de los cursos RECLA

Un anciano, encorvado, sosteniéndose con dos bastones. Una silueta en lápiz litográfico, sobre papel verjurado, que resalta la textura de una barba blanca y abundante y el cabello descuidado típico del hombre que ha vivido la estética y, ahora, se aleja de ella.  Una inscripción en la parte superior: aun aprendo. Un número: el cincuenta y cuatro. El autor, uno de los artistas españoles más reconocidos de todos los tiempos: Francisco José de Goya.

El genio de los grabados, en un autorretrato simbólico, creado en sus últimos años de vida. Goya, por supuesto, rompió la tendencia fatalista de la vejez, del final, y expresó la voluntad inquebrantable de desarrollo personal, que caracteriza al hombre de sabiduría: el que solo sabe, que no sabe nada. El hombre que mira con humildad el océano y siempre se pregunta, ¿qué hay más allá? Esto, sin lugar a dudas, es la definición de la educación continua. Y, más aún, la internacionalización en la educación continua: saber que la curiosidad, como base del conocimiento, es un sentimiento universal, presente en el ser humano; y no exclusivo de él.

Cuando Estanislao Zuleta se refiere a los “Lectores rumiantes” de Nietzsche, lo hace dividiendo estos en tres categorías: el camello, el león y el niño. Simplificando con esto la contextualización del “lector fuerte”, que goza de tres capacidades: admiración, oposición y creación. Si Goya con el “aún aprendo”, mostró que nunca se deja de ser aprendiz, Nietzsche con Así habló Zaratustra, nos permite conocer que el conocimiento, tiene tres etapas sustanciales para poder ser “leído”.

En la admiración, se aguanta de manera pasiva el conocimiento; el estado es pasivo, de mera admiración. Una introducción al conocimiento. Conocer las definiciones, ver su evolución, entender los diferentes enfoques y características. Comprender la sistematización, su utilidad y los procesos más significativos. Reconocer qué desafíos trasciende, qué problemas responde y qué respuestas ofrece. Un curso de introducción.

En la oposición, se presenta la irreverencia y el desapego al texto. El espectador deja de ser un ente pasivo y ahora confronta, oprime, retuerce e interioriza lo aprendido. Reconoce los componentes del sistema y aprende a interactuar con sus elementos y desafíos. Explora las variables críticas para desarrollar sus propias proyecciones. Se enardece y se siente capaz, ahora, de apoyar con conocimiento. Ahora está educado.

En la creación, la renovación entra a darle una respuesta al conocimiento adquirido. La persona se siente genuina y con ello, quiere proyectarse con genuinidad. Nace la invitación a convertir lo aprendido, en producto. Identificar para alcanzar la máxima calidad. Interiorizar la gestión y expandir sus modelos. Hacer realidad, con la búsqueda de sostenibilidad y financiación. Crear y reconocer, buenas prácticas. Una dirección.

No es en vano, pues, que RECLA, a través de su propuesta educativa, divida sus cursos con esta misma lógica. Darle, valga la redundancia, continuidad a la educación continua, desde la introducción y la profundización, para catapultar líderes que resuelvan problemas desde la renovación.

 

Por:
Comunicaciones RECLA

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