En un mundo en constante evolución, la capacitación y la formación de personas es una pieza clave para el crecimiento y el éxito tanto personal como profesional. Sin embargo, el enfoque tradicional de aprendizaje teórico puede resultar limitado para capacitarnos de manera efectiva ante los desafíos reales que se presentan en el mundo laboral, especialmente, si hablamos de formación por competencias.
En este contexto, la simulación es una metodología que está revolucionando la manera cómo los profesionales se forman, brindándoles experiencias inmersivas en un entorno controlado y seguro para ellos.
En esta entrada de blog, mostraremos el poder de la simulación en la formación permanente y cómo ésta puede marcar la diferencia en la experiencia de aprendizaje.
Descubriremos cómo esta metodología estimula la participación activa, fomenta la toma de decisiones informadas y fortalece las habilidades necesarias para afrontar escenarios desafiantes.
Prepárate para emplear la simulación como catalizador de un aprendizaje transformador. ¡Acompáñanos en este viaje y conoce cómo esta metodología está cambiando la manera de formarnos!
Índice
ToggleAlgunas particularidades de la metodología de simulación y su incidencia en la formación continua
Una aproximación al concepto
Como metodología, la simulación abre una diversidad de opciones para la formación continua de los profesionales. Según la versión 2.1 del Healthcare Simulation Dictionary publicada por la Society for Simulation Healthcare (2020:44), la simulación se concibe como:
- “A technique that creates a situation or environment to allow persons to experience a representation of a real event for the purpose of practice, learning, evaluation, testing, or to gain understanding of systems or human actions”.
- “A pedagogy using one or more typologies to promote, improve, or validate a participant’s progression from novice to expert”.
Siendo la simulación ampliamente utilizada en las organizaciones sanitarias y en la formación inicial y permanente de los profesionales de la salud, en los últimos 30 se ha extendido a otros ámbitos, adaptando, ampliando y perfeccionando sus ingredientes básicos. Sus resultados a nivel de aprendizaje han sido contrastados, aunque todavía falta mucho camino por recorrer para identificar sus potencialidades a su máximo nivel y el impacto que pueden tener sus efectos en el día a día de las organizaciones.
Hacer “de sí mismo”
Se trata de una realidad generada ad hoc en la que los profesionales se sumergen en una experiencia lo más verosímil posible y a la que solicitamos que se enfrenten con todas las competencias que ya poseen, más las que hayan podido adquirir en una formación especializada previa.
En la simulación, a diferencia de otras estrategias como el role-playing o el método de caso, el participante no interpreta ningún papel asignado o creado, sino que hace de “sí mismo” y se espera que actúe según sus decisiones, estrategias, habilidades, actitudes, etc.
Aciertos y errores, todo preparado para aprender
Posiblemente, exponerse ante otros colegas de profesión o del propio equipo para realizar una determinada acción y que todos estén observando lo que sucede no es una actividad especialmente placentera que deseamos hacer. A pesar de que esperamos acertar en nuestra performance, es posible que existan acciones erróneas o áreas de mejora que otros participantes y facilitadores detectarán.
La simulación atiende el error pero no como una carencia o una disfunción, sino como un elemento a observar con curiosidad cuyo objetivo es el de generar aprendizaje y reorientar, si cabe, la práctica profesional. Pero la simulación también se fija en los aciertos (learning by success) con el objetivo de valorarlos, consolidarlos y expandirlos para que el profesional los repita y perfeccione en su día a día.
Tres momentos clave
Los estándares internacionales confirman la necesidad de que toda experiencia de simulación comprenda 3 momentos clave:
- Briefing. Se trata del momento inicial de la sesión en la que el facilitador tiene por objetivo generar un entorno de seguridad psicológica y emocional para que el participante de la simulación desee enfrentarse a la situación que se ha diseñado. Es un momento crucial en tanto que de ella dependen, en gran medida, las posibilidades de aprendizaje que el grupo de participantes extraiga de la simulación y de la reflexión posterior.
- Simulación. Se trata del momento de acción, del tiempo en el que el participante actúa ante la situación diseñada.
- Debriefing o Post-simulación. Posiblemente, constituye el momento clave de toda experiencia de simulación. Tras la acción, tanto los participantes como los observadores se sumergen en el análisis y la reflexión sobre lo sucedido. Profundizar en cómo se han tomado las decisiones, qué valoración se tiene de la performance efectuada, qué aspectos de mejora se observan, qué acciones que podrían emprender a futuro, etc., son sólo algunos de los focos de atención de esta parte de la sesión de simulación.
Se trata, en definitiva, de una triada preparada para hacer brillar al participante, tanto durante la simulación como, a posteriori, en la transferencia a su práctica laboral.
El diseño de experiencias de simulación en la formación continua
El diseño de experiencias de aprendizaje basadas en la simulación parte de la detección de una necesidad específica que ocurre en el día a día de una organización, de un equipo o de un profesional. Esta necesidad se puede detectar de forma prescriptiva (es decir, top-down) o bien de forma colaborativa (bottom-up), y su origen es múltiple. Entre otros:
- El testeo de un nuevo proceso o protocolo, antes de llevarlo a la práctica, y el impacto que tendría sobre las personas que deben aplicarlo.
- La puesta en marcha de una innovación que los profesionales deben conocer y/o aplicar en su día a día.
- La posibilidad de aumentar la eficacia o eficiencia en alguno de los núcleos de producción, calidad, mantenimiento, logística…
- La actualización profesional en competencias estratégicas para la organización (desde líderes a técnicos).
- La acogida de nuevos miembros o bien el cambio de rol o nueva función de algunos que ya se desempeñan en ella (nuevos líderes de equipo, apertura de nuevas sucursales, nuevos roles que hay que asumir, etc.).
- La existencia de alguna área de mejora en el clima laboral, la gestión o la cohesión de equipos.
Cada uno de estos estímulos se puede convertir en un input para construir una experiencia de simulación. El diseño del caso, los escenarios creados, los diálogos que emergen o la acción preparada se articulan para generar aprendizaje en los participantes. Un aprendizaje que, a posteriori, esperemos que aumente y se consolide, en algún sentido o en diferente intensidad, en la práctica profesional diaria. Es cierto: es un reto mayúsculo que la simulación ha ideado como hoja de ruta.
La simulación aporta una vertiente marcadamente experiencial en la que los profesionales pueden experimentar, probar, manipular, sin temor a errar, ya que no existen consecuencias negativas para terceras personas (un cliente, una jefe de proyecto, una responsable de personal, un colaborador de equipo que, para los objetivos de la simulación, que a menudo son actores que funcionan como palanca de la acción). En el caso de simulaciones que emplean simuladores virtuales, el participante toma decisiones en un entorno creado también ex professo y éstas tienen consecuencias y generan unos resultados a partir de los cuales se desarrollará una reflexión posterior.
Las experiencias de simulación se pueden implementar tanto con equipos naturales como con profesionales que forman parte de distintas organizaciones y equipos, sean o no del mismo ámbito. A su vez, esta formación se implementa de distintas formas: puede tener lugar in situ o en aulas y centros especializados de simulación (como por ejemplo, CISARC – Universidad de Manresa – UVic-UCC o las aulas de simulación que la Universidad de Barcelona tiene en diferentes facultades y centros), cada una aportando sus ventajas.
Importancia de la capacitación de los docentes
En esta metodología es crucial garantizar la participación de docentes que estén familiarizados con los conceptos, principios y dinámicas de la simulación, así como con las mejores prácticas pedagógicas que faciliten aprendizajes significativos y entornos colaborativos seguros que preparen a los estudiantes ante desafíos profesionales presentes y futuros. Por ello es necesaria la capacitación docente en este tipo de metodologías.
Los docentes capacitados comprenden la importancia de establecer reglas claras, de fomentar la comunicación efectiva entre los participantes y de fomentar un clima de confianza. Su habilidad para gestionar el tiempo, promover la participación activa y adaptarse a las necesidades individuales de los estudiantes contribuye en gran medida al éxito de la metodología de simulación en la formación continua y/o permanente.
Simulación y formación permanente: intereses comunes
Simulación y formación permanente viven una relación que se consolida cada vez más. Ambas tejen distintos puntos de intersección que, con toda probabilidad, les enriquecen mutuamente. Comentamos tres de todos los posibles:
- Se está extendiendo de forma creciente en el ámbito de las organizaciones el diseño de experiencias de simulación interdisciplinares. Asimilando de la forma más verosímil posible lo que sucede en la realidad de empresas e instituciones, generar situaciones con distintos profesionales de distintas áreas y con distintas experiencias aporta una visión global y de equipo que apoya de forma sólida la transferencia de los aprendizajes en su día a día.
- Otro de los focos de interés de la simulación en la formación permanente es el desarrollo de competencias transversales y soft skills. De difícil adquisición en formaciones estándares, las simulación aporta una posibilidad de aplicar aquellas actitudes, valores, creencias, etc., que conforman (e interfieren) en la puesta en marcha de competencias no técnicas. Escucha activa, responsabilidad, pensamiento crítico, iniciativa o capacidad de liderazgo, son algunas de las competencias que la simulación puede colaborar a desarrollar mediante la creación de una situación profesional concreta.
La virtualidad y la inteligencia artificial también resultan un punto de interés mutuo. Los entornos y herramientas virtuales pueden aportar un realismo inmersivo, una práctica segura y con posibilidad de réplica exacta, amplias posibilidades de adaptación a necesidades específicas o una retroalimentación inmediata.
Nuestra apuesta institucional
Habiéndose descrito los beneficios de la metodología de simulación, no es de extrañar que su implementación en programas de formación continua y/o permanente sea una apuesta estratégica tanto en la Universidad de Barcelona como en la Universidad de Manresa.
Al adoptar la simulación como estrategia institucional, estamos brindando a nuestros estudiantes oportunidades de desarrollar y entrenar habilidades y competencias, de forma práctica e inmersiva y en entornos seguros y controlados, que les serán demandadas como profesionales (presentes y futuros). La simulación es una metodología docente que te pone en una situación (a menudo al límite, de presión, estrés, incertidumbre y/o riesgo) muy similar, tanto en lo que respecta a las exigencias técnicas como a las habilidades personales, a las que tendrás que afrontar en la práctica profesional de una determinada profesión o equipo de trabajo.
¿Por qué esta apuesta estratégica con la simulación?
- La simulación acelera el aprendizaje porque permite aprender haciendo y reflexionando sobre la práctica. Acelera el aprendizaje y lo consolida más rápidamente.
- Es una manera estimulante de aprender porque nos pone a prueba, nos reta, en ocasiones, no solo de modo individual sinó como equipo. Facilita la transferencia de conocimiento de la teoría a la práctica.
- La simulación contribuye a la mejora y al progreso profesional personal porque no solo se centra en el desarrollo concreto del caso sinó que facilita la reflexión sobre la propia actuación e identifica comportamientos efectivos y no efectivos.
- La simulación es ideal para entrenar equipos de trabajo porque nos permite poner el foco no solo sobre técnicas o conocimientos concretos sinó también en las interrelaciones entre las diferentes personas o perfiles profesionales. Promueve el aprendizaje colaborativo y el crecimiento tanto personal como de equipo.
Con la simulación ambas instituciones adquirimos el compromiso de ofrecer experiencias de aprendizaje de calidad e innovadoras. La simulación invita a actuar como en la realidad pero sin riesgos, en un entorno seguro donde el error es bienvenido y con ello se convierte en una fuente de aprendizaje muy valiosa.
Carla Martí
Responsable de formación continua en empresa de UManresa
Fundació Universitària del Bages
Gemma Mas
Directora de innovación, calidad y diseño
Instituto de Formación Continua de la Universidad de Barcelona
Núria Serrat
Docente e investigadora de la Facultad de Educación
Universidad de Barcelona
Muchas gracias Gemma, Carla y Nuria por el artículo y por las ideas y conclusiones expuestas.
Totalmente de acuerdo con ellas, especialmente respecto a la oportunidad de entender las metodologías experienciales como un paso imprescindible en los procesos de formación y desarrollo competencial de valor. I aún más cuando lo conectamos con digitalización.
Sin embargo, y aprovechando la oportunidad, creo que sería interesante que un día podamos conversar de manera abierta y crítica (por supuesto empezando con autocrítica) sobre los usos deficientes en prácticas de simulación, y las oportunidades que estamos dejando escapar desde el ámbito académico en el uso más intensivo de estas estrategias de aprendizaje.
Así que a vuestra disposición para un “boxing day” al respecto.
Muchas gracias 😀