La sociedad del conocimiento ha generado un cambio rotundo en el sistema productivo de la sociedad industrial. Esta, basada en factores materiales, ha pasado a otra forma de producción totalmente diferente, que considera el conocimiento como uno de los principales factores de crecimiento social y económico (Kruger, 2006). En este contexto, se resaltan los procesos educativos y formativos a lo largo de la vida, pues el conocimiento es un recurso económico con mayor repercusión en las sociedades actuales (Heidenreich, 2003, citado en Kruger, 2006). Por ello, en los ciudadanos, trabajadores del conocimiento, recae una gran responsabilidad, pues deben ser capaces de utilizar la información para crear y producir conocimiento, a fin de lograr determinados objetivos vinculados a las economías de hoy (Fernández, 2014; Gabrielli et al., 2005).
En este contexto, surge el microlearning como una tendencia emergente, que se concibe como elemento clave para facilitar la formación de los trabajadores al interior de sus organizaciones. Responde a la necesidad de desarrollar el talento humano imprescindible para alcanzar los objetivos y demandas tan cambiantes e inciertas de la sociedad actual (Job y Ogalo, 2012; Leong et al., 2021). Además, se ha visto potenciado por la proliferación y abaratamiento de los dispositivos móviles, el aumento de la conectividad y la necesidad de las personas de adquirir mayor cantidad de conocimientos en el menor tiempo posible (Torgerson, 2016, citado por Silva, 2019).
Según Torgerson y Iannone (2020), el microlearning constituye cualquier pieza de aprendizaje que puede ser consumida de forma rápida. En esta misma línea, en el informe ODITE del 2019, el microlearning es denominado, también, rapidlearning, ya que hace referencia a microunidades de contenido multimedia de corta duración (3 a 15 minutos) a los que se puede acceder desde cualquier lugar y en cualquier momento. Por ello, está estrechamente vinculado con el mobilelearning o mlearning (Asociación Espiral, Didactalia, 2019). Los principales beneficios del microlearning son los siguientes: mejorar la retención de conceptos, lograr mayor compromiso y motivación de los estudiantes, participar en aprendizaje colaborativo y, finalmente, mejorar la capacidad de aprendizaje y desempeño (Leong et al., 2021).
Además, Torgerson y Iannone (2020) proponen una guía para los profesionales del ámbito educativo en la que plantean que el microlearning, como contenido de aprendizaje, debe ser estudiado en menos de 10 minutos. Las autoras resaltan que lo fundamental es que el tiempo sea el suficiente para responder, en el momento oportuno, a las necesidades de los trabajadores, de modo que puedan continuar con sus actividades laborales. Para responder a estos requerimientos, Torgerson y Iannone (2020) proponen cinco tipos de contenido o formatos utilizados para microlearning:
- Recursos basados en el texto: tres a cinco páginas de texto bien estructurado y espaciado
- Módulos de e-learning: módulo de cinco a ocho minutos
- Videos: de cuatro minutos
- Infografías: de una página
- Podcast: de cinco minutos
El concepto de microlearning se ha relacionado mayormente con el aprendizaje informal o el aprendizaje a lo largo de la vida, en el que el aprendiz debe estructurar su propio aprendizaje. Sin embargo, debemos tener presente que el microlearning también puede incorporarse a procesos de aprendizaje formal orientados al fortalecimiento de competencias y capacidades específicas (Salinas y Marín, 2014). En esta línea, Silva (2019) presenta el modelo blended microlearning, que se caracteriza por aplicarse de manera controlada y autodirigida desde su diseño tecnopedagógico. Para lograrlo, añade que es necesario identificar las competencias por desarrollar y, luego, relacionarlas con cada pieza de microlearning. De esta manera, cada uno de estos microcontenidos presentados de manera espaciada y por separado conforman eventos individuales de aprendizaje, que, al agruparlos, forman una secuencia y experiencia de aprendizaje que permite alcanzar los objetivos propuestos. Asimismo, Silva (2019) propone que, desde el diseño, se planteen actividades de práctica, de seguimiento o evaluación del desempeño, que no necesariamente tienen que ser virtuales, con el fin de que los estudiantes puedan vincularlas con su práctica laboral para responder a las demandas del siglo XXI.
En suma, el microlearning es una tendencia emergente basada en la producción de unidades de microcontenido, cuya duración máxima es de 10 minutos, que pueden ser consumidos en cualquier lugar y en cualquier momento. El microlearning surge por la necesidad de responder a la formación de los trabajadores del conocimiento. Por su parte, el modelo blended microlearning es una propuesta muy innovadora que puede contribuir en gran medida a diseñar acciones formativas que se adapten a los requerimientos de las empresas u organizaciones, pues combina la potencia del microlearning con actividades prácticas y evaluaciones no virtuales, a fin de desarrollar competencias y lograr objetivos de aprendizaje orientados a desarrollar habilidades en sus trabajadores. De esta manera, su talento humano seguirá capacitándose o formándose de manera rápida, fácil, ágil, flexible y eficiente, y, sobre todo, con la certeza de que desarrollarán competencias y capacidades ad hoc a las exigencias laborales de hoy.
Referencias bibliográficas
Asociación Espiral, Didactalia (2019). Informe ODITE sobre tendencias educativas 2019 – ODITE: Observatorio de Innovación Tecnológica y Educativa.
Fernández, E. (17 de enero de 2014). La sociedad en Red Manuel Castells. [Archivo de Video]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=qpkENiSUcJM&t=116s
Gabrielli, S., Kimani, S., y Catarci, T. (2005). The Design of Microlearning Experiences: A Research Agenda (On Microlearning). 45–54. http://ir.jkuat.ac.ke/bitstream/handle/123456789/3157/The_Design_of_MicroLearning_Experiences.pdf?isAllowed=y&sequence=1
Job, M. A., y Ogalo, H. S. (2012). Microlearning As Innovative Process of Knowledge Strategy. Internacional Journal of Scientific and & Techonology Research, 1(11), 92–96.
Kruger, K. (2006). El concepto de sociedad del conocimiento. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. XI (683). http://www.ub.edu/geocrit/b3w-683.htm
Leong, K., Sung, A., Au, D., & Blanchard, C. (2021). A review of the trend of microlearning. Journal of Work-Applied Management, 13(1), 88–102. https://doi.org/10.1108/jwam-10-2020-0044
Salinas, J., y Marín, V. (2014). Pasado, presente y futuro del microlearning como estrategia para el desarrollo profesional. Revista Científica Iberoamericana de Tecnología Educativa, 3(2), 46–61. http://www.uajournals.com/campusvirtuales/journal/5/4.pdf
Silva, F. (2019). Microlearning aplicado para la adquisición de competencias. [Trabajo de fin de máster. Universitat Oberta de Catalunya]. http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/98008/6/fsilvavTFM0619memoria.pdf
Torgerson, C., y Iannone, S. (2020). What works in talent development. Designing Microlearning. Association for Talent Development. https://d22bbllmj4tvv8.cloudfront.net/a8/fc/cb4d8307432aa0008a88a0326ec3/111919-designingmicrolearning-samplechapter.pdf
Claudia M. García Sandoval
Diseñadora instruccional
Universidad de Lima