El Encuentro Regional XI, cuya temática fue el Aprendizaje ágil en educación continua y corporativa, nos dejó a todos propuestas interesantes que reestructuraron, en varias ocasiones, las perspectivas que teníamos sobre la educación continua como concepto teórico y práctico. En una de las exposiciones, de la mano de Óscar Dalmau y Edward Rubio, denominada “Una nueva cultura de aprendizaje en los modelos de capacitaciones corporativas”, se hizo énfasis en la “nueva definición de la educación continua” y vamos a hablar de ello.
Como definición, al final de la presentación, se nos entregó el siguiente texto: La educación continua constituye todo proceso de aprendizaje dinámico y permanente, que transforma y potencia el talento humano, desarrollando conocimientos, habilidades y competencias prácticas para su aplicación y adaptación en diferentes escenarios; fortaleciendo valores personales y profesionales para una cultura de cambio y sostenibilidad social.
Continua viene del latín continuus, formada por el prefijo con-, que significa junto, todo o completamente, el verbo tenere, que significa dominar o retener y el sufijo -uo, que se utiliza para indicar relación. Esto nos da a entender que, desde la concepción del término, continua hace referencia a algo que dura sin interrupción. Es por esto que no extraña que la educación continua se identifique con etapas de vanguardia, dinamismo y versatilidad, que la vuelven dinámica y permanente. Una persona que busca soluciones en educación continua, está enfocando sus esfuerzos en que la continuidad cree dinamismo en su área de estudio, para encontrar respuestas académicas que le permitan traer soluciones a nuevas problemáticas.
Por supuesto, la continuidad también arroja una interpretación funcional: la necesidad de que el conocimiento sea práctico, enfocado únicamente en la solución propuesta, para que la promesa comercial de cualquier plan de educación continua, esté ceñida únicamente a lo trascendental, comprendiendo que el usuario, busca una solución inmediata: el saber hacer y saber estar. Así, la oferta de desarrollo de conocimientos, habilidades y competencias, se reduce hacia lo que realmente importa, que se lograría gracias a una investigación de mercado que comprenda el contexto de la profesión y ofrezca soluciones idóneas, que vayan de la mano con la adaptabilidad del conocimiento hacia nuevas estrategias pragmáticas.
Si se entiende el concepto de “continua” y, además, se es consciente de su alcance, desde la propuesta práctica de la misma, no se puede esperar más que un fortalecimiento de los valores personales y profesionales, sobre todo en una cultura de cambio y sostenibilidad social, debido a que el estudiante, que busca estos planes como propuesta educativa, está inmerso en un ambiente de continua evolución, que lo obligará a desaprender lo que consideraba ya resuelto, invitándose a sí mismo a estrategias que fomenten la innovación y esta, inevitablemente, estará de la mano con las necesidades sociales sobre el medio ambiente y contexto social, logrando que el centro de estudio, sea universidad o institución educativa, sea un faro de protección hacia los valores de la sostenibilidad.
Por:
Comunicaciones RECLA
